Yoga en la playa como refugio natural para el bienestar

El yoga no se toma vacaciones. Una clase de yoga frente al mar ofrece una experiencia única y enriquecedora que no se logra en un entorno cerrado o urbano.

La práctica de esta disciplina frente al mar gana cada vez más adeptos en los turistas que concurren a los distintos puntos de verano. Ya sea en la Costa Argentina como en Punta del Este, Uruguay, aparecen opciones tanto para las personas que lo practican durante todo el año y no quieren cortar, como para aquellos que se dan tal vez una primera oportunidad para hacer yoga, aprovechando los beneficios del entorno natural y el descanso.

El sonido de las olas, la brisa marina y el aire puro contribuyen a un estado de relajación profunda y conexión con uno mismo, según detallan expertos. En este contexto, el yoga potencia la conciencia del momento presente y el equilibrio emocional, al mismo tiempo que mejora la oxigenación del cuerpo, reduce los niveles de estrés y promueve el bienestar integral.

Las clases en la playa, con los pies en la arena, ofrecen una experiencia distinta a la práctica en espacios cerrados, permitiendo una inmersión en la naturaleza que fortalece la relación entre mente, cuerpo y entorno.

En la práctica de yoga hay una parte fundamental que es la respiración consciente. Esto significa que al respirar correctamente se oxigena mejor el cuerpo, se aquieta la mente y la persona comienza a estar en un estado de plenitud y de paz. Luego contamos con posturas (asanas) en donde buscamos flexibilizar, fortalecer y equilibrar el cuerpo. Pero sobre todo encontrar firmeza y relajación. Muchos piensan que el yoga es solo para relajar. Y no, eso no es lo que buscamos. Buscamos equilibrio, entre estos dos conceptos. Y con esa consciencia, aparecen los verdaderos beneficios.